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Leer la novela online o pdfs: El Flaco Así Comenzó.

Autor Javier R. Cinacchi

Autor Javier R. Cinacchi, 2021-2022 algunos derechos reservados; ver en el pdf del cuento / novela los permisos de difusión. Si tienes una editorial puedes imprimir el libro gratis sin variar nada de la novela, incluye el nombre del autor en cada página.
(Abajo el primer capitulo. Por si entraste por acá, aquí tienes el índice con los distintos capitulos: Novela corta de fantasía.
Es la página aprox. 4 del libro.
El Flaco así comenzó.

(Capítulo 1: El encuentro con el destino.)

Estaba El Flaco sumergido en sus conflictos existenciales de la vida, al mismo tiempo que entrenaba con la espada, en el fondo de su bien cuidada casa. No es la casa de un rico, pero sí una pequeña fortaleza bien cuidada. Si fuera por él viviría solo en un mini castillo, pero lo que heredó, heredó. A la construcción la fue fortaleciendo de apoco, y hasta le hizo una habitación oculta y bien protegida, ya que como sabemos es capaz de ausentarse largos periodos.
Igualmente, todos los que viven en el poblado conocen al Flaco, saben que es un cazarecompensas, y a nadie se le ocurriría molestarle. Aparte, suelen entretenerse contando sus historias, y el lugar es más seguro gracias a él, más que por los soldados. Enfrente de su casa hay un mendigo, es alguien a quien ayudó, y está bajo su protección, es su amigo y al mismo tiempo espía para él y le alerta. Todos los de la zona lo suponen, sin embargo no los extraños, y alcanza con decir que le es fiel hasta la muerte, y que la razón de ser del mendigo, es tener el honor de ayudarlo cuánto más pueda, a aquel que lo liberó sin cobrarle nada a cambio.
Su pueblo, aunque pequeño es bastante numeroso, él está dentro de la muralla, en una de las tantas casas que se encuentran pegadas una a la otra. Y en el centro y punto más alto del pueblo hay una pequeña fortaleza. No tiene problemas con las autoridades, es más, aveces hace trabajos para ellos. Su casa está dentro de las que tienen el lujo incluso de tener un jardín privado. Por fuera de las murallas, en medio de la vegetación y campos, están los campesino con sus casitas distanciadas unas de otras, y algunas torres de vigilancia se elevan a los alrededores, para darles protección.

Es la página 5 del libro.
El Flaco, estaba en su aproximada monotonía de descanso, como se dijo entrenando y pensando. Lo siguiente ocurre luego de haber vivido otro fracaso de amor, que están relatado en la compaginación de cantos “Fantasía, Su Historia de Amor”. Claro que él nunca en su momento se enteró -hasta que fuera tarde-, de que ya se andaban registrando sus historias, era cantado, y hasta incluso sus poemas fueron tratados con gran cuidado, pero aún no llegamos a ese momento. Recién estaba comenzando a ser conocido, y justamente por ello la voz de su amigo “mendigo”, perturba ahora su entrenamiento en espada, más ejercicios de resistencia, con un grito que resonó cómo para alertar hasta a un dormido borracho:
– ¡Mi señor! ¡Dos arqueros, tres soldados, y dos nobles! ¡Atención Flaco! Y una es mujer.
Y el mendigo se puso en pie, sacando pecho, mirando firme a los desconocidos, y viendo como los dos arqueros se posicionan rápidamente. Uno en cada diagonal de él y de la puerta de la casa del Flaco. Mientras uno no deja de apuntarle, pese, nunca pensó en huir y gritó nuevamente.
– Dos arqueros en diagonal, me apunta uno señor. Descuídese de mí, gracias.

Los soldados se pusieron tensos. El Flaco ya estaba en el techo de su casa, con sus armas; y apuntaba al arquero que apuntaba a su amigo. Extrañamente, puede disparar bien, aún con el cuerpo pegado al tejado, y el arco horizontal a este. La flecha estaba a punto de salir de su arco. Habló un noble, el varón.
– Señor, disculpe mi guardia. Solo queremos plantearle un trabajo, soy del templo de Los Puros. Una señorita habló de usted mucho en el monasterio; y pagaremos bien, muy bien. Somos de la ciudad de Tinkentou, y venimos bajo la protección del príncipe. Le manda afectuosos saludos.
El Flaco gritó como un perro rabioso: –¡Bajen los arcos y apartensen los soldados! ¡Y respeten al mendigo!


Es la página 6 del libro.
Y así lo hicieron. No sin refunfuñar los guardias, se alejaron diciendo: “¡Y este quién se cree que es!”. “¡Así qué este es El Flaco! Si qué vive alerta”. El Flaco, una vez en su puerta, que por cierto, en realidad son dos; ya que tiene una de madera por afuera; y por dentro, otra de rejas con un escudo en el medio. Como habría de suponerse, pues es El Flaco, antes de dejarse apresar por alguien, pelearía hasta la muerte. Abrió la de madera y se quedó detrás de la de reja, semejante a una puerta de una cárcel; desde allí, con sus armas encima, aunque sin apuntar, dijo.
– Encantado de conocerlos señores, pase el interesado, y hablaremos tranquilamente. Les doy mi palabra que estarán bien.
El Flaco miró al mendigo. Este le devolvió una afirmación con la cabeza, y entraron a la casa, un varón y la mujer. La mujer:
– Casi me mata del susto señor ¿Siempre es así usted?
– No –responde El Flaco–, solo cuando aparecen cinco soldados a mi puerta, y amenazan a mi amigo.
– Disculpe los malentendidos caballero –dijo el varón vestido de noble, añadió:– Fernando, a su servicio, escribano del templo de los puros de Tinkentou.
– ¡Epa! Alguien importante y de confianza. Disculpen mi atrevimiento, no sabía quienes eran.
– Sí señor –le responde Fernando–. No hay problema señor, comprendemos.

Entraron la mujer y el varón a su casa. Bien cuidado el lugar, digno, limpio, espacioso, para nada la casa de un pobre. Construcción robusta por donde se la mire, con muchas decoraciones en las paredes de piedras. Fueron a la habitación principal, donde aún había un leve fuego prendido. Hablaron mientras tomaron un buen vino que sacó El Flaco. Lo primero que hizo Fernando, fue darle 100 monedas de plata, el sueldo de dos meses de un jornalero del campo. Dijo: “Por su tiempo, y para que evalué bien, y generosamente la oferta que se le presentará, y para que note que hablamos seriamente”. Y le dijo, que de aceptar, se le entregará por adelanto 2000 más de plata, y cincuenta piezas de oro al cumplir la tarea; más extras, que aún tienen más valor que el oro, pero no son seguras.

Es la página 7 del libro.
Se interesó. La Misión al principio sonaba común y corriente: Rescatar una señorita indefensa, de un grupo de captores. Sin embargo, mencionaron cosas extrañas. Es un grupo que él, no conocía más que por rumores, y que prefería no molestar: Los endemoniados. El Flaco los catalogaba como brujos guerreros, pero aparentemente, como no suele ocurrir, estos sí tienen algún tipo de poder; son más fuertes, y pueden inmovilizar a adversarios con palabras, y perturbarlos a distancia. Se le informó que la misión se encuentran en una zona alejada, avanzando por el segundo camino, rumbo de allí donde están, hacia la capital; y de allí avanzando con el sol a la derecha de Las ruinas del castillo resonante; en el medio de un bosque, en la Montaña del cielo negro. Y se le mencionó que reconocería a los fieles de tal secta por sus tatuajes y ojos negros -detalle que ya sabía-, ya que se tiñen la parte blanca del ojo, de negro, mediante una fórmula desconocida. Y el tema no terminaba allí, continuó diciendo Mismi, sacerdotisa:
– Te daremos un poder. El poder de no ser inmovilizado por el mal, sino tú: poder perturbarlos a ellos. Este poder solemos darlo solo a caballeros dignos, y seleccionados guardias del templo. Como seguramente lo sabes, fielmente casados o vírgenes. Se rumorea que eres virgen ¿Verdad?
– ¿Es un chiste? – Se le escapó al Flaco.
– Para nada. –Dice Mismi, mientras Fernando ahoga el reírse con todas sus fuerzas, y toma un sorbo de vino. Concentradícimo para no atragantarse, mientras se tapaba la cara con la jarra, y miraba a todos lados. Ella lo mira a él.
– Disculpe señor –dice Fernando–. Aunque le suene extraño, ya hemos intentado esta misión con un pequeño grupo armado; dos veces y no volvieron, salvo dos caballeros puros. Es todo verdadero lo que le decimos. Ella se dirigió a usted de forma religiosa. No tengo ninguna duda de que es exitoso con las mujeres señor, y que es honrado. Así que si acepta el encargo, obtendrá también la bendición de Los Puros. Le aseguro es algo muy buscado por muchos, y que le será útil siempre.




Es la página 8 del libro.
Pero le durará con usted, unicamente mientras sea alguien honorable; incluso, disculpe señor. Incluso... respetando la decencia ¿Me explico? Quiero decir, nada de estar con una casada, o engañar a la que tenga... Ni siquiera mentir señor.
– Realmente –contesta El Flaco–, no dudo de su bendición; he escuchado que es verdadera. Aunque creo poder yo solo, pues no creo en poderes de brujos que puedan frenar mis flechas o mi espada. Y no no soy virgen, ni sugestionable, y sí hombre de honor. Aceptaré con gusto su bendición y escucho la misión pues nada temo. Obviamente, necesito saber todo lo que saben al respecto. Y doy por sentado que se me daría toda la ayuda necesaria, incluyendo los guerreros acordes ¿verdad?
– Sí señor, por supuesto –Respondió Fernando, escribano del templo.

Le contaron que hasta el príncipe está un poco preocupado por el tema. Ha perdido hombres, y solo volvieron dos del segundo intento fallido. Dos que eran caballeros bajo la bendición. Las dos veces se los atacó como encubiertamente, sin involucrarse bajo la bandera real, son pocos los que saben de estos acontecimientos. Temen de que el grupo se haga cada vez más grande y peligroso, y al mismo tiempo no quiere ser el príncipe quien les declare la guerra. Aparentemente no son un número considerable los que están cerca; pero se cree que son muchos en secreto, difuminados sobre todo el mundo, y odian a Los puros.
Se le informó que el grupo cercano, debe ser de unos quince o veinte, contando a las mujeres, que también son guerreras. Se le ofrece cinco soldados a su mando si lo desea, con todo pago y suministros, cinco caballeros benditos. La verdadera misión es dañar lo que más se pueda a tal grupo, y recuperar en lo posible viva a la hija del líder religioso raptada, posiblemente ya en proceso de conversión al grupo. Es algo terrible, y simbólico que no se puede permitir. El Flaco es el último intento, antes de que el general y gran ejercito, les declare la guerra. Pero como son bastante temidos, pues cuentan con asesinos; realmente prefieren que él solucione todo discretamente como contratado por el templo, y no que esté toda la corte temiendo a asesinos, y haya un conflicto escalonado.

Es la página 9 del libro.
Más aún, de ser exitoso, le recomendarán para tener si lo desea el titulo de caballero bendito... y acceder a suelto anual por el cargo... y hablarán ante el príncipe por escolta permanente si él lo desea... y supone que el príncipe estará agradecido siempre por su valiosa intervención extra en el reino... y recibirá la paga anual, honorifica de los caballeros. Era una gran oportunidad para El Flaco, y se toma unos minutos extra para pensarlo.

Los Puros: Es la religión oficial del glorioso Reino de Troncos, y creen en un Creador que premia la justicia, y honradez, incluyendo el tener una vida libre de excesos lujuriosos. Y son conocedores de curación mediante el poder del espíritu, y pueden hacer retroceder a enemigos malvados con su sola presencia, además de distintos prodigios. Algunos comprobados, otros no. Pero es innegable que los caballeros benditos tienen un poder extra, y una vida intachable, y estarían dispuestos a hacer una excepción con El Flaco, porque hay cosas que hace medias chocantes para los religiosos. Como ser su manía de pasearse con cabezas de enemigos antes de cobrar recompensas; cosa que deberá dejar de hacer, y cuidar más las apariencias, si desea conservar el título, ¡aveces sale tambaleándose de los bares!...

Los Endemoniados: Lo poco que suelen conocer de ellos, los no estudiosos. Es que son los sobrevivientes a una antigua secta de brujos y hechiceros, adoradores de un ser celestial caído. Raptan, roban, destruyen, y matan al que los enfrente; se esconden, y tienen conocimientos antiguos que no se saben hasta donde llegan. Aparentemente son lo opuesto a Los Puros, pudiendo hacer aproximadamente todo lo que ellos hacen, pero solo con cualquiera que no tenga limpia su alma. Mientras que Los Puros dicen poder hacerlo aún ante inocentes. Y tienen tatuados dragones, serpientes, y poseen la parte blanca del ojo del color negro o rojo en algunos casos. Tienen más fuerza de lo normal, y las mujeres a falta de fuerza extra son muy ágiles. No respetan rey alguno, y sin embargo siempre se ha rumoreado que los reyes han contratado a sus asesinos en toda época. Y muchas veces son consultados, ya que están enterados de lo que pasa en el mundo.

Es la página 10-11 del libro.
El Flaco, que hace unos momentos estaba fastidiado de la vida, evalúa si realmente quiere meterse contra tal grupo. Porque valora su vida, y sabe, tendrá que actuar como un asesino encubierto. Pero pesa en la balanza de su mente que los beneficios son mayores que los riesgos, porque él se tiene fe, y más aún con cinco caballeros puros de su lado. “Es cierto -se dice así mismo-, los endemoniados seguirán odiando a los puros, y él al fin y al cabo no será más que un simple guerrero entre muchos. Pocos teóricamente sabrían que fue él. Además no le agradan los asesinos, ni los brujos.

Los Caballeros Puros (también llamados comúnmente caballeros benditos). Del grado de los caballeros, saben pelear como estos, y más aún, conocen y pudieron alcanzar las bendiciones de Los Puros. Ya que tienen una vida digna, y creen en El Creador, y además de entrenarse en armas, se entrenan en el alma y el espíritu. Hay considerables “soldados puros”, pero pocos son los realmente destacados caballeros, reconocidos por el reino y la religión... Como todos sabemos, el más admirado es FuegoSanto, que está al lado del Rey Supremo. Y llevan un pañuelo blanco atado al brazo, o una tela blanca; como símbolo de su pureza mientras la tengan.

En medio de datos que le daban, el héroe, apenas escuchaba. Se puso en pie y dice:
– ¡Acepto! Pero yo idearé y comandaré totalmente el plan, y requiero a los cinco caballeros puros en armas, suministros, y todo pago. Y en anonimato trabajaré junto a ustedes, y aceptaré la guardia permanente fuera de mi casa luego. Además de mi querido amigo mendigo, que les aseguro no saben como pelea... Y quiero todos los beneficios posibles; soy consciente de que la misión es muy grave, peligrosa, y esto dudo tenga fin algún día para mi.
– ¡Bien! Recibirás ahora la bendición –Dijo Mismi, sacerdotisa–. No te asustes si te desmayas unos minutos. Póngase en pie señor, y oraré al Creador ante usted.

Y así lo hizo El Flaco. Se rumorea que en cuanto la sacerdotisa puso sus manos sobre él y dijo: “Creador de los cielos y de la tierra, descienda tu poder...” Que es el principio de la oración de Los Puros, cayó al suelo como si se le hubieran pegado un fuerte golpe en la cabeza. Y la sacerdotisa no se detuvo, y él estuvo desmayado hasta la noche. Y a las horas entró su amigo, y estuvo presente, pero nada hablaron delante de él, del encargo; sino que dijeron que era necesario esperar porque se vio favorecido por la bendición de los puros.


Capitulo 2: Novela corta de fantasía.



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