Si la vida se vuelve monótona y aburrida

Prologo
(Autor: Jenaro Mariñas del Valle)

¡Alto...! alto ahí, amigo lector/a,
si te gusta leer poesía, léeme con fervor,
la poesía, puede ser a tu parecer,
cosa monótona y aburrida,
y de tal suerte, como toda cosa,
sólo es, parte de la vida;
todo está en conocer su valor,
descubriendo al buen gusto su sabor,
y yo, mi buen amigo lector/a
no sé, si te podré conformar,
no conozco tu paladar,
pero sí, puedo decirte,
que te guste o no te guste,
nunca debes aburrirte,
porque eso, es el ocio matar,
que es lo mismo, que matarse asimismo;
si bien has de saber ociar,
siempre vale bastante más,
estar consciente de la vida al disfrutar;
a las cosas sólo las verás,
con creíble fantasía o realidad,
si así las querés ver,
ponle punto y nada más,
que así siempre ha de ser;
como podrás notarlo,
una persona será feliz,
si quiere serlo, sino nunca lo será;
las fantasías no son más que sueños,
lo raro, es la facultad de soñar,
si la poesía no puedes leerla,
no la leas, para ti quizás, mejor será;
nadie te obligue a lo que no quieras,
y a lo que quieras, hazlo con lealtad,
precisando, legítima fidelidad,
de todas las cosas, lo mejor es la verdad,
de otro modo, fingir, querer y no sentir,
es tanto, como huir y no ser feliz.
Si al leer estos versos...
si su sabor puedes encontrar,
verás que son como el beso,
que a tu amor has de dar,
a quien tu amas con gran honor,
con llana y dulce pasión,
siempre hazlo con buen ejemplo,
poniendo en ello todo tu respeto,
y, en tu memoria buen sabor quedará,
pues entonces... de verdad disfrutarás;
lo ameno, es lo natural,
para interpretar la realidad,
de tal pretendo serlo, y lograrlo,
no sé, si lo he conseguido
para que te puedas solazar;
de todos modos, lectores / ar, amigos,
estos versos han sido escritos,
a impulsos de un amor humano,
que no son para convencerte;
sean o no, bien o mal interpretados,
sólo pido, que sean bien tratados,
al aceptarlos se deben respetar,
que es lo menos, que se pueda merecer,
para el que quiera leerlos, los lea,
y el que no, sin otro motivo los deja;
interprétese como se quiera,
libre, es de pensar cada cual,
no incluyo en ellos la torpe soberbia,
he querido, escribirlos con humildad,
si he logrado o no tal concepto,
quien los lea, lo dirá.
Si, también yo, Cesáreo, he llegado a sentir,
en los tiempos lejanos de mi adolescencia,
ese afán que hoy tu sientes, de escribir y escribir.
Y sembré mis palabras en las blancas cuartillas,
malgastando las horas con alegre inconsciencia,
como al surco volea el labrador sus semillas.
Fue, en los días felices de fútbol e instituto,
y hoy te digo, Cesáreo, con amarga experiencia,
que mi siembra, jamás se logró en flor ni en fruto.
Por eso dejé, vanas ilusiones abstrusas,
más que una frase bella, vale una fuerte suma,
ya no sigo las pasos gentiles de las musas.
Dejé los frescos agros por las urbanas ágoras,
olvidó por las cifras, las palabras mi pluma,
y me aburro hoy, del brazo de aquel viejo Pitágoras.
No me escuches, si acaso como segur buida,
mi escepticismo siega la flor de tu pasión,
y estos versos, los últimos que rimaré en mi vida,
reduce en mil pedazos sin más vacilación,
son la voz del fracaso, no la des por oída,
prosigue tu tarea... ¡defiende tu ilusión!