"La vida sería tan maravillosa si tan sólo supiéramos qué hacer con ella." Greta Garbo
El Grupo de los Diecinueve Jóvenes y la Primer Puerta.
Autor Javier R. Cinacchi
Es la página 141 del libro.
Algunos héroes lo son porque no tuvieron más alternativas que serlo; una vez en movimiento no pudiendo volver atrás, esa es la verdad. Muy pocos deciden serlo, cada día, pese a los dolores y luchas.
Emprende el pequeño grupo el lento viaje, para comunicarse y comprar lo necesario para continuar acampando. En la ida hay la complicación de perderse como cuatro horas intentando encontrar los vehículos, para poder buscar el pueblo más cercano, pese a que Cristian y Carla guían.
Ya en un encontrado pueblito, luego de llamar a cada hogar con los números telefónicos que se anotaron, se realizan las compras. Regresando al campamento con alimentos en el equipaje y en las barras, incluyendo algunas gaseosas y agua mineral, toda la que se consiguió y se podía cargar. De hecho casi se compra toda una despensa, sin dejar de lado el exquisito vino tinto dulce, artesanal (todas las botellas disponibles). De regreso en el vehículo:
—Cambiando un poco de tema —dice Rubén, interrumpiendo una charla en la camioneta sobre qué harían si para peor alguien se enfermara— ¿Por qué algunos no podremos hacer cosas extrañas?
—Supongo, es cuestión de tiempo… —dice Carla.
—A mí me gustaría volar —dice en chiste Noemí, aunque era lo deseado por ella.
Estando hablando de esto, se comienza a oscurecer todo alrededor, no como si se hiciera de noche; como si alguien gradualmente descendiera la fuerza de la luminosidad comenzando a envolver lo que se observa, en la carencia total de luz.
—¿Alguien está haciendo esto? —Pregunta Rubén, quien conduce y bajaba al mismo tiempo la velocidad.
Habla Cristian apagándosele a medida que lo hace su voz:
Alguien. Adelante, en nuestro camino;
nos envuelve en extraño manto.
Su palpitar del corazón retumba,
en su pecho ¿habrá amor?
—¡Qué! —dice Rubén, deteniendo la camioneta alejándola metros del camino, “al tacto”.
Es la página 142 del libro.
—Qué hay alguien pero no sabe si es bueno o malo —aclara Noemí. Añade:— Y me parece, estamos entrando en algo no real…
En ese momento de mirarlos, se los observa como a estatuas. Ellos comienzan, influenciados, tan sólo a vivir una especie de sueño consciente, una ilusión en las mentes, provocada por este extraño que puede conectar en misma ilusión a varios haciéndoles vivir una irrealidad.
—¡Esto no es real! —Grita Noemí. Al hacerlo, respiran fuerte y parpadean, apenas pudiendo moverse un poco, respirar...
Sintiéndose raros, un extraño vestido de negro comienza a acercarse. No se observa nada, sólo se ven a sí mismos y al extraño flotando en un ambiente negro. Noemí es la única que puede moverse bien.
—¡Qué estás haciendo! ¿Quién eres? ¡Déjanos en paz! —le dice Noemí al extraño vestido de negro.
—¡Ja! Así que… ¡Ja! Puede hacer lo mismo que yo —Dice el extraño riendo raro.
Sus amigos apenas mueven la cabeza para mirar de un lado a otro (en la visión). Carla consigue hablar:
—¿Qué nos pasa?
Repentinamente aparecen al lado del extraño cuatro seres gordos, con piernas largas y huesudas el doble de lo normal, brazos más largos aún, con tijeras brillosas enormes; sus cabezas son pequeñas, sus ojos como de gato, aunque más grandes. Comienzan a acercarse.
—Pasa... Lo que ven.
—No pasarán esas cosas que hacés, andate y déjanos en paz —dice Noemí.
Al hacerlo comienza a levantarse un muro de ladrillos alrededor de ellos, y por debajo.
—¡Ja! ¿Quiere pelear? ¡Ja! ¡Ja! No se lo recomiendo.
—Noemí, observa la cara de aterrorizados de sus compañeros prácticamente inmóviles. Comienza a escucharse golpes contra el muro, muy fuertes, ensordecedores. Ella puede moverse libremente.
—¿No sabe, puedo matarlos? Puedo…
En Estudiargratis.net hay muchas secciones, algunas de estas: