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Leer la novela online: Novela "EL Grupo de los Diecinueve Jóvenes 2" Separados en Esferas Lejanas.

Autor Javier R. Cinacchi

Es la página 29 de la novela.
—Claro, es un honor.

El Rey se emociona, sonríe...

La charla fue larga, porque el Rey, les hablaba como si fueran sus amigos, y de hecho los consideraba como a tales. Marcos era el más dispuesto a ayudarlo, sentía incluso que el Rey lo amaba como a un hermano o gran amigo, y no quería defraudarlo; Mónica decía lo seguiría a donde sea a Marcos; Estefanía estaba en parte apenada de no saber bien qué podría hacer; pero se comprometió a buscar su habilidad y ayudar; Mateos dijo colaboraría con lo que pudiera, entendiendo correctamente la responsabilidad que les ha tocado vivir.

El Rey al contarles de los grandes pesares de inocentes e indefensos, hizo arder la pasión en estos cuatro aprendices de guardianes, que consideraron injusto permanecer neutrales.

Sin embargo no faltaban serias preocupaciones de Marcos y sus amigos, desánimos internos por temores; hasta hace poco eran un simple grupo que buscaba divertirse. Se dieron cuenta, de la gran responsabilidad que cargaban en sus espaldas, y del difícil camino que tenían por delante. Pero cómo dicen los sabios: “¿Qué hay mejor que con bondad asumir los retos impuestos por la vida? Si es grande el reto que recibimos es porque tenemos capacidades para afrontarlo, si ya estamos transitando por él”.

Al momento del combate, el Rey marcharía con todos sus hombres armados de frente, hacia el norte, todos hábiles guerreros bien equipados, los no hábiles, los menos, se quedan en torres y muros. Sabían, en cuanto comenzara la batalla, los atacarían de atrás, del sur. No tenía suficientes hombres armados para defender todo el perímetro del territorio al mismo tiempo. Pensaba Marcos, si hubieran estado todo el grupo de los diecinueve jóvenes juntos, tal vez resistirían. Pero eso no era lo que ocurría.

Deseándoles “éxitos por la razón y la fe”, el Rey se marchó para afrontar la batalla, dejándole algunos valientes y preparados hombres armados, pero quedando muy poca guardia en el interior del territorio. Marcos resolvió ir con Mateos hacia el territorio de los Altos muros del sur, junto con ellos. A fortalecer la poca guardia que allí se encontraba mientras todo ejercito que haya quedado disponible se le uniría en el camino. Mónica y Estefanía se quedan en el castillo, serían la última defensa del reino y la puerta. Decidieron se centrarían allí de caer las defensas, o si ocurriera llegaran enemigos, que se abrieran paso por algún sector. Harían lo que pudieran... Con lo cual también era su único modo de volver, la puerta.



Es la página 30 de la novela.
Y llegó el día, como cuando rápidamente llega el día de realizar algo importante, y uno se siente aún no preparado. Los jóvenes tenían miedo, los guerreros aguardaban su destino en silencio, orando al Creador de todo, o susurrando cantos. El pueblo estaba asustado y cansado, durmiendo lo mínimo, ayudaron al máximo a todo al reino y su ejercito.

Marcos y Mateos se habían propuesto hacer lo siguiente: asustar a sus enemigos. Si llegaban a atacar, vencería el tirano y sería una masacre terrible de vidas, hasta que al fin cayera el reino.

El Rey sabía que si dividía sus fuerzas no podría defender ningún frente. Pero si ganaba en uno, podría recuperar los otros, o incluso de permanecer su reino unido, lograr que deserten enemigos. Además tenía la esperanza de que se infiltrará entre los enemigos que habían llegado guardianes, y preferirían atacarlo a él que a los altos muros defendidos con los legendarios guardianes.

La guardiana Estefanía, lo único que logró mientras tanto es hacer temblar una piedra. Los cuatro se preguntaban dónde estaban “sus maestros”, los líderes guardianes, que los metieron en medio de tal situación ¿Era mentira que los cuidarían? Sin embargo los cuatro tenían esperanzas de victoria en sus corazones.

Marcos, Mateos, y un pequeño grupo de hombres, jinetes armados con espadas y armaduras hasta en los animales que montan, sumaban casi un centenar de personas que se dirigen a los Altos muros del sur.

Atraviesan ríos, cantidades de pequeños pueblos, bosques, ven montañas lejanas, pasaron cerca de un castillo, donde se unen cientos al sonar de trompetas; pero en ningún momento se detuvieron a contemplar la belleza que los rodea debido a la preocupación. Marcos sólo se detuvo a contemplar, resignado lo que más le parecía extraño. Le pregunta a un líder de mil.

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