Martín Güemes* (1785-1821) segunda parte

Belgrano, no obstante pidió auxilio a los pueblos del norte y puso distancia con el enemigo. Familias lo siguieron y hasta desarmaron las campanas para que los enemigos no pudieran festejar su invasión. Ramirez Orozco era quien ahora perseguía a Belgrano ordenado por Pezuela.

Algunos hacendados, comenzaron a realizar actos heroicos, aun siendo abandonados por el ejercito, comenzaron algunos a ser precursores de milicias gauchas, o a llevarse todo para no dejar recursos que pudiera ayudar al ejercito invasor.

El 21 de febrero de 1914 Güemes por encargo de San Martín se dirige a Salta que estaba su medio territorio conquistado por el ejercito invasor. Comenzaron entonces ataque de guerrillas al ejercito invasor mientras se lo espiaba y San Martín en la ciudadela de Tucumán instruía al ejercito del Norte. 

La guerra de recursos fue agotando a los realistas, cuando iban por ganado la mayoría eran apresados por lazos o volteados por boleadoras, o atravesados por cuchillos al no tener armas de fuego. Al fin Güemes con su ejército formado por gauchos del campo, rechazó el avance del general Pezuela y posibilitó el inicio de un nuevo avance hacia el Alto Perú.

El éxito de Martín Güemes también despertó algunos celos y temores, por ser muy individualista, pero como líder indiscutible entre sus pares llega en 1815 a ser gobernador de Salta. Cuando llegó a Salta, el pueblo salió a la calle y derrocó al gobernador elegido por el Directorio, eligiendo en su lugar a Güemes como gobernador de la Intendencia de Salta, integrada entonces por las ciudades de Salta, Jujuy, Tarija, Orán y varios distritos de campaña. Era la primera vez que las autoridades de Salta eran elegidas en la propia provincia desde 1810.

Güemes y sus valientes detuvieron otras seis poderosas invasiones al mando de destacados jefes.

San Martín y Martín Güemes entablaron una amistad y Güemes deseaba ayudarlo es su gran emprendimiento. Por otra parte San Martín nombró General en Jefe del Ejército de Observación a Martín Güemes. Éste estaba continuamente informado sobre los movimientos de San Martín. Pero Güemes ya no podía contar para la defensa con el Ejército del Norte, del que sólo quedaba una pequeña división, y algunas armas en Tucumán, las cuales estaban en poder del gobernador Bernabé Aráoz que las estaba usando para tratar de volver a la provincia de Santiago del Estero a la obediencia a su gobierno. Había serios problemas internos.

A principios de 1821, el gobernador de Santiago, pidió auxilio a Güemes, al cual acudió.

Fue entonces que el cabildo de Salta, formado por las clases altas de la ciudad, cansadas de pagar las contribuciones que exigía Güemes, por no tener apoyo para su gran tarea y tener que defender. Aprovechando su ausencia, lo acusó de “tirano” y lo depuso sacando a quien había dejado momentáneamente en su lugar.

Güemes confiado igualmente regresó sin prisa, ocupó pacíficamente la ciudad, y perdonó a los sublevados. Pero se estaba preparando una séptima invasión muy distinta a las demás, que unida a una traición seria fatal para Güemes.